Cita con las nubes

Cada noche, las estrellas me invitaban a escalar hasta las nubes y posarme en ellas. La luna modelaba de mil y un maneras ante mí, el propósito era llevarme hasta el cielo y luego acostarme en una esponjosa nube llena de sueños.

Sólo de noche tenía la oportunidad de volar, el universo conspiraba a mi favor y me cedían los poderes más asombrosos que existiesen, pero estaba negada a aceptar cualquier obsequio.

¿Cómo no me rendía ante tanto placer obsequiado, ante tanto amor gratuito?

Al parecer, si no era en compañía, no asistiría ni aceptaría alguna propuesta.

“Lo que no sabes, muchacha, es que tu presunto compañero no es la mejor opción para asistir a un sitio tan sublime y fugaz. Hay momentos que sólo se viven con personas verdaderamente especiales. En ocasiones, no miras muy bien, estás cegada por una belleza ficticia y efímera”.

La luna se cansaba de hablarme, las estrellas se estaban rindiendo por mi firmeza…

Pero nada es para siempre, y por primera vez, estaba teniendo una idea coherente, había tomado la decisión correcta…

Decidí viajar una noche; volé lo más alto que pude y toqué el cielo, salté tan alto, me sentí tan viva, tan libre, tan mía.

Me senté en el regazo de la luna y de ahí salté hasta una nube en la que me acurruqué…

Pensé:

En amores

En sueños

En vidas

En mundos

En sonrisas

En ti

En mí

En todos

Me quedé deleitándome en mi cita con las nubes

… no quise regresar jamás…

En ellas me quedé.

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